300.- Bucarest.

Círculo Militar 1915. Hoy está prácticamente igual.

Conocida como la París del este, Bucarest fue una maravillosa ciudad durante los primeros 35 años del siglo pasado. Hoy tras 45 años del "gobierno de progreso" de Ceaucesco (1945-1990) y dieciocho de los mismos perros con distintos collares, a Bucarest no la conoce "ni la madre que la parió".
La falta de mantenimiento del mobiliario urbano, el absoluto descuido en la conservación del 95% de los edificios de marcado interés, la maraña de cables, con sus correspondientes rollos de cable de respeto, colgando de multitud de postes, la gran cantidad de edificios para viviendas de nulo valor arquitectónico (y en la ruina), el aparcamiento generalizado encima de las aceras, lo que hace muy difícil pasear, hacen que la ciudad haya perdido gran parte, por no decir casi todo, de su pasado esplendor. Todo esto, sumado a que se le considera uno de los paises más corruptos del mundo (por encima de España), hacen que tenga un mermado interés turistico; actividad para la que, por otra parte, está deficientemente preparada. Cosas buenas, sus amplias avenidas, grandes y bonitos parques, zona de palacetes entre Victorei y el Arco del Triunfo, transporte público, papel (!) moneda, seguridad, y su gente.

299.- Trillo y el Yak-42

¿Cómo fue posible que un irresponsable como Trillo le pidiera responsabilidades al entonces ministro de Justicia Bermejo? Su actitud me recordó la no menos bochornosa de un tal Moltó, eminente responsable del fiasco de la Caja Castilla-La Mancha, que tuvo la avilantez de pedirle al entonces gobernador del Banco de España, Mariano Rubio, "¡míreme a los ojos!" (cuando él precisamente le hurtó la mirada, para colmo). Y mira ahora...
Un general, con impecable historial médico y militar, como es Vicente Navarro y el comandante José Ramírez y el capitán Miguel Sáez, se han visto envueltos en un juicio para depurar las responsabilidades devenidas de los errores de identificación de los cadáveres habidos en el accidente del Yak-42.
Conozco el Ejército muy bien y sé cómo funciona esta "empresa". Cuando ocurrió este desgraciado incidente enseguida pensé, vaya presión habrán tenido que soportar los que enviaron para la identificación con tal de tener los cuerpos en España a la mayor brevedad... de sesenta horas.
Era como cuando los "grises" sacaban la porra en alguna manifestación, si la cosa no trascendía no pasaba nada, pero si los medios se cebaban con la "represión", el culpable no era el gobernador civil, era el pobre comandante que obedecía la orden de "disolver de cualquier manera" emanada del politiquillo de turno.
El indigno Trillo, habida cuenta de que el juez ni siquiera le ha llamado a declarar, debería irse a su casa de una puñetera vez, y meterse debajo del paso que tan piadoso porta en Murcia durante la Semana Santa.
Todo esto además vela lo más importante (y volvemos al focal point); las causas de que se produjera el accidente del avión de transporte. Mejor cargar contra los que erraron en la identificación de los cuerpos, que en relación a la pérdida de vidas es secundario.
No puedo decir que los militares aceptamos la responsabilidad con gallardía, porque al menos hay uno, sólo uno, que es indigno de haber llevado el uniforme: Jesús Trillo-Figueroa y Martínez-Conde del Cuerpo Jurídico de la Armada.
Un listillo que coqueteaba con la política cuando aún llevaba el uniforme. Vergüenza por donde se mire.

298.- Pecularidades según Ibarreche.

Poca gente se ha echado a la kalea en el día del Aberri Eguna. Me marcho a Bucarest con la imagen de Ibarreche soltando su discurso acerca de la gran cantidad de peculiaridades que rodean a su (la suya, yo soy español de todos los sitios) patria vasca. Su discurso fue de política ficción. ¡Cuántos vascos han honrado con su enorme quehacer, dentro y fuera de su tierra, la Historia de España y de su patria chica! Y sin embargo, cómo son omitidos en el discurso fanático de éste oportunista de pacotilla.
Me quedé dándole vueltas a la insólita verborrea del morrosko de la política hasta que llegué al aeropuerto Henri Coanda, Otopeni, de Bucarest. La marejada mental se me pasó al instantante al preguntarme el taxista por la calea a la que debería llevarme.
¡Menudo palo al exclusivista, "oie"! A lo mejor es capaz de matizar que su calea es con k.